domingo, 21 de agosto de 2022

Altazor - tiza

 

“Toda primera vez es…” tiene cerca de 1,500,000,000 resultados relacionados con: “¿Qué sucede la primera vez que tienes sexo?” Con menores vínculos: “Toda primera vez es… conector de tiempo”. Esto es lo que buscaba, un pre-texto para refractar la temporalidad entre escribir y publicar poesía -erótica.

 

Pero antes declaro: estoy fuera del totalitarismo de la academia y de la presunción del oficio de poeta. Me parece peligroso, para la abundancia humana, habitar en una sola casilla y quedarse como estatua. Por tanto, elijo vivir con un pie sobre una cáscara de plátano y con el otro, en la orilla del abismo. 

 

Todo inició con el performance “Altazor”. En 2018 comencé a escribir la adaptación, para poesía escénica y danza contemporánea, de la obra cumbre de Vicente Huidobro. Fue el ejercicio de quitar, poner y cambiar el que empujó la piedrita, porque el formato exige una narrativa coreográfica con ritmo lírico.

 

Diversas voces han preguntado: ¿por qué empezaste a escribir y a publicar “tan tarde”? El momento llegó, sin propiciarlo, cuando Altazor me lanzó sin paracaídas ni parasubidas.

 

El tema del deseo y del erotismo femenino (una mujer versa el juego de los cuerpos) está gestado al final de la adaptación de “Altazor”. No podría situar en otro lado el hilo conductor.

 

 

Sabes que no hay tiempo que perder

Sabes que tu mirada lleva la palabra al corazón

Y a la boca embrujada del ruiseñor

Juguemos fuera del tiempo

A la hora del cuerpo en el naufragio ambiguo

Yo mido paso a paso el infinito

Por tanto, no hay tiempo que perder

Entonces

Ah entonces

Más allá del último horizonte

Se verá lo que hay que ver

Entonces no hay tiempo que perder

Y si viene el instante prosaico

Siga el barco que es acaso el mejor

Ahora que me siento y me pongo a escribir

Ni un instante perdido ni un verso en el naufragio

Levántate alegría

Todo esto es hermoso como mirar el amor de los gorriones

O como oír dos pájaros anónimos que cantan a la misma azucena

O como el rubí nacido de los deseos de una mujer

Y como el mar que no se sabe si ríe o llora

Y como la mina de oro de las abejas

Levántate alegría

Mi alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos

Mi alegría es mirarte en el diván del mundo

Mi alegría es mirarte cuando escuchas

Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del agua

Si tú murieras las estrellas a pesar de su lámpara encendida perderían el camino

Si tú murieras, ¿qué sería del universo?

 

 

En ese final está ya el ab ovo: el tiempo, el otro, el juego, los cuerpos, las miradas, el viento, el mar, la escritura, el naufragio, el deseo, las risas, los llantos, el amor, la pérdida, el miedo… estas piezas de modelo para armar, tiza de Altazor, fueron mi rito de iniciación.

  

“Poema 1”

 

No busqué enterrar el dolor,

se extendió por mi cuerpo

como una sombra,

envenenó mi sangre,

se filtró en el agua que quise beber

y me ahogó.

 

Fui cerrando toda herida

con la ligereza del párpado.

De nada sirvió.

En cada cambio de estación

se hacían visibles,

perdían su transparencia

recordándome en la piel su existencia.

 

Llegaste cálido una noche de julio

a inventarme el amor.

Con la fuerza del golpe,

con nuestras viejas cicatrices,

con los miedos inútiles,

con la tristeza arrastrada,

con la lumbre

huida y cobarde,

nos encontró el azar.

 

Creamos la caricia en dos cuerpos malogrados,

como una tierra florida

para plantar

el amor.

 

Una mujer está enterrada viva por un dolor, que no comprende. El azar la lía a un hombre, también herido. Sin paracaídas ni parasubidas, dos cuerpos lastimados y anhelantes buscan renacer en el amor, en la misma fractura que los dobló. ¿Dónde más podría ser?

 

 


 

 


 “En Escala del 15 al 26” (2020) comenzó a escribirse en 2018. 


Si quieres escuchar y ver la última coreografía de mi adaptación para el performance “Altazor”, aquí dejo el enlace:

 

https://www.youtube.com/watch?v=kwMKpGtlInM&t=725s

 

 

 

 

 

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