domingo, 26 de junio de 2022

Lemebel

Pedro Lemebel sigue fuera del canon literario latinoamericano y es una pena.

Me interesa aquí ir a él con la intención de compartir algunos fragmentos de su extraordinario poema -grito-, bandera de tantos artistas que hacen de la literatura un manifiesto.

En 1986, Lemebel se presentó en una reunión política de izquierdas en Estación Mapocho, vistiendo por primera vez sus zapatos con tacones y maquillado con el símbolo comunista de la hoz y el martillo cubriendo la parte izquierda de su cara. Allí leyó su manifiesto “Hablo por mi diferencia”, un texto que mezcla política y poesía,​ y que sería publicado en 2002 en una compilación de Juan Pablo Sutherland titulada A corazón abierto: geografía literaria de la homosexualidad en Chile.

En 1987, tuve conocimiento de este poema gracias a Luis (de día) Luisa (de noche), artista travesti, imitador de las cantantes de moda. Le busqué y le conocí, con la intención de grabar un documental sobre el arte del travestismo, como trabajo final de la materia de Televisión Marginal dentro de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación del Tec de Monterrey. Ahora me pregunto cómo es que llegó ese texto inédito a Piccadilly, bar-show, situado en la avenida Padre Mier.

Escribí el guion del documental con la idea de exhibir el arte de la transformación: vestuario, maquillaje y puesta en escena de un hombre (de género) a una mujer (por elección). Durante la grabación nació la amistad entre sorbos de café por la mañana y tragos de alcohol por la noche, con referencias literarias cultas de parte de Luis-Luisa. ¿Cómo no iba a asombrar a una estudiante del Tec aquel mundo marginal? ¿Cómo no me iba a encantar salir de la Garza Sada y encontrar ese mundo de chaquira? Ese mundo que después me llevó al Castillo del Unicornio y a las galerías marginales de La Purísima, donde tanto entendí del arte y de la vida. 

Bajo los efectos de un poema asombroso comparto para mostrar el dolor convertido en valentía de quienes salen de la oscuridad del closet (de papá o de mamá) para gritar en las calles: he decidido mostrarte que mi cuerpo es mío en la diferencia.

Grita Lemebel:

 

No soy Pasolini pidiendo explicaciones

No soy Ginsberg expulsado de Cuba

No soy un marica disfrazado de poeta

No necesito disfraz

Aquí está mi cara

Hablo por mi diferencia

Defiendo lo que soy

y no soy tan raro

Me apesta la injusticia

y sospecho de esta cueca democrática

Pero no me hable del proletariado

Porque ser pobre y maricón es peor

Hay que ser ácido para soportarlo

Es darle un rodeo a los machitos de la esquina

Es un padre que te odia

Porque al hijo se le dobla la patita

Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro

Envejecidas de limpieza

(…)

¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?

y no hablo de meterlo y sacarlo

y sacarlo y meterlo solamente

Hablo de ternura compañero

Usted no sabe

Cómo cuesta encontrar el amor

En estas condiciones

Usted no sabe

qué es cargar con esta lepra

La gente guarda las distancias

La gente comprende y dice:

Es marica pero escribe bien

Es marica pero es buen amigo

Súper-buena-onda

yo no soy buena onda

yo acepto al mundo

Sin pedirle esa buena onda

Pero igual se ríen

Tengo cicatrices de risas en la espalda

(…)

Mi hombría fue morderme las burlas

Comer rabia para no matar a todo el mundo

Mi hombría es aceptarme diferente

Ser cobarde es mucho más duro

yo no pongo la otra mejilla

Pongo el culo compañero

(…)

A usted le doy este mensaje

y no es por mí

yo estoy viejo

y su utopía es para las generaciones futuras

Hay tantos niños que van a nacer

Con una alita rota

y yo quiero que vuelen compañero

que su revolución

Les dé un pedazo de cielo rojo

Para que puedan volar.

 

El 28 de junio el mundo pinta de colores sus diferencias. Su diversidad es su riqueza. Que todas las banderas, con todos sus matices, llenen las alamedas.

 

* Por si gustan leer el manifiesto completo:

http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3651.html

 

 


 

 

 

 

domingo, 19 de junio de 2022

Isla flotante

 

En la isla a veces habitada de lo que somos,

hay noches, mañanas y madrugadas en que no necesitamos morir.

En ese momento sabemos todo lo que fue y será.

El mundo se nos aparece explicado definitivamente y

entra en nosotros una gran serenidad, y

se dicen las palabras que la significan.

Levantamos un puñado de tierra y la apretamos en las manos.

Con dulzura.

Allí está toda la verdad soportable:

el contorno, la voluntad y los límites.

Podemos en ese momento decir que somos libres,

con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce

y viajó alrededor del mundo infatigable,

porque mordió el alma hasta sus huesos.

Liberemos sin apuro la tierra

donde ocurren milagros como el agua, la piedra y la raíz.

Cada uno de nosotros es en este momento la vida.

Que eso nos baste.

 

   “En la isla a veces habitada”

José Saramago


Isla, territorio habitado por lo que soy. ¿Soy? Acaso, palabras. Signos que forman un código -secreto- que interpreta al ser en sí y en el mundo.

Isla flotante, desasosegada, en busca de sentido. Isla que sabe más de viento que de tierra. Más de nubes, que de algodones rosados. De esos que enmielan verdades, para que no hieran.

¿Cuál verdad?, me pregunto una y otra vez. ¿La transitoria? Llega y se va, para ser mentira, bruma u olvido. Algo era verdad, ¿las palabras? Alguien dijo la verdad, ¿con palabras? ¿La verdad está depositada en las palabras? ¿En ese instrumento poco fiable, vago y arbitrario?

La isla flotante está rodeada de un mar de palabras. Hay que sumergirse a su estado abisal, quizá ahí aparezca lejos un destello de verdad.

Es verdad que escribo. Es verdad que veo palabras y escucho el sonido de cada letra. (A veces taladro, a veces piar). Es verdad que en el silencio nace la voz. Es verdad que he visto la verdad convertirse en falsedad. Como el agua que fue nube; como el hielo que fue agua; cuerpo de lago, devenir de río…  La verdad tiene estados, muta. Lo que fue, será ucronía. La circunstancia, emoción. Ésta, un recuerdo (A veces alba, a veces daga).  

Si somos amalgama de invenciones y emociones en el tiempo, entonces el deseo es su centro. Deseo de vivir, de ser, de hacer, de permanecer. Isla flotante en busca de anclaje. De ser así, el deseo es metáfora en la globosfera de los amantes: se encuentran, intercambian, denuncian, renuncian, regresan, se van, se afantasman, se encarnan, se mienten, se dicen la verdad.

El deseo es un problema filosófico. Provoca preguntas. ¿Qué le otorga sentido? ¿Qué le indica dirección? Parece que su verdad es un espejismo sostenido por el cuerpo. Penetra. Hiere. Sangra. Se va. Queda una llaga abierta. Lo mismo que sana, herirá de nuevo al cuerpo deseante -globo-, que se vacía y se infla en un flujo en espera de destino o de verdad.

La isla habitada por lo que soy es una roca flotante llena de burbujas de aire.

Saramago hace pensar en lo que basta.

Cortázar, en su “Isla al mediodía”, en lo que no basta.

 



Imagen: Ilustración de mi poemario “En Escala del 15 al 26” (2020)

 

 

sábado, 11 de junio de 2022

Hablo por mí

 Manifiesto:

Mi feminidad, mi afán por la lectura, mi terneza materna, mi estado en construcción.

La naturaleza del eros melancólico en mi poesía.

La negación de poetizar el amor.

Mi falta de pretensión de escribir algo nuevo.

El uso de lugares comunes, pero eso no me desvaloriza.

Mi voz lírica en el sedimento de lo dicho.

La supremacía de lo velado, sobre imposibilidad del hallazgo.

Mi rechazo a los versos-moraleja.

El inacabado quehacer de lo que deseo hacer de mí como poeta.

El interés por crear otra voz -procedente de la propia-, que también sea mía.

Manifiesto:

El milagro del día prolífico y el espasmo de la autocrítica.

La imprecisión entre lo posible y lo probable, entre lo real y lo imaginado en mi escritura.

El pacto ambiguo entre la confesión y la invención.

La escritura, como feliz fatalidad no cura, hiere.

Mujeres atrapadas por hombres de arena en el juego fatal del deseo.

La violencia del eros melancólico.

Pieles erotizadas por la obsesión, agotadas, regeneradas o no.

Voces que no exhalan lo puro ni lo transparente, sino que aspiran espesuras infértiles y oscuras.

El deseo es augur de herida.

La fugacidad del deseo como símil de la naturaleza del viento.

Manifiesto:

Mi fascinación por el descalabro y la caída.

La imposibilidad de revelar mundos inéditos, impalpables.

Mi soplo en los cuerpos líricos: los hincho, los inflamo, les lleno de sangre, de nubes, de pus, de goces fracturados.

La seducción en los estados cíclicos de los amantes: se desean, se desquician, se pierden, se melancolizan, se buscan… se encuentran… quieren abrazar lo inasible…

Mi incapacidad para concebir lo incorpóreo.

A Eros y sus fantasmas.

La analogía entre poema y grito.

La voz quebrada en primera persona en escrituras trasudadas.

El placer, el gozo, la llaga, la daga, de eros melancólico.

El misterio del deseo y el dolor.






domingo, 5 de junio de 2022

Poema 23. En Escala del 15 al 26 Revisitación

 

El poema 23 lo sentí en mí al caer la palabra siempre. Una palabra grave. Qué gravedad. Clama. Exclama. Grabada: se queda en la memoria.

“Palabra grave o llana”, me dice el lenguaje. Sin altos ni bajos. Plana.

¿Gravitatoria? No. Porque siempre no implica perturbación, intensidad, escala, potencia. El deseo sí es gravitatorio. Pero, el deseo no es para siempre. El cuerpo estallaría. La mente enloquecería. Nos mataría.

Hay amores fatales. De profunda intensidad. Entre más intenso, más breve. Su rompimiento es herida mortal.

La llaga es grave. Siempre.

La lesión es llana. Evidente.

El cuerpo es allanado.

La aceptación, violentada, quebrada.

Hay un tejido implícito, una mise en abyme opaca en el poema. Por debajo de mi voz lírica hay una narrativa. “Los grandes amantes no tienen hijos. Ni Isolda la de las blancas manos, ni Isolda la de los rubios cabellos tuvo hijos de Tristán; Nefertiti no dio hijos a Akenatón. La pasión que lo llena todo no obedece a las leyes de la Naturaleza sino a las del Espíritu.”. Es Inés Arredondo murmurando en mi oído “De amores” en Los espejos. Mi escritura se alimenta de ecos. Su libido es lectura.

Pasión / Pathos

Pasiones terrenas / Deseos celestes y luciferinos

Grave padecimiento: ni alivia ni mata. Llano.

Un ataque a la piedad.

Poema 23. Voz abismada. En el éxtasis. En la oscuridad de la penetración, el deseo de la diseminación. En la opacidad, el silencio. El augurio. La pesadilla. El miedo a que el azar trastoque el sueño de una mujer que se asume gozosa y festiva. Creada para el placer. Una mujer que presiente la verdad: la pasión no es para siempre.

En más de una ocasión me reitero que leo para escribir, que escribo para escribir acerca de las lecturas que habitan lo que he escrito.


* El video donde leo el poema está publicado en mis redes.

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Día Internacional del Libro: Idea Vilariño

  “Poemas de amor”, de Idea Vilariño, es un poemario publicado en 1957. Los poemas ahí integrados lindan con su “Nocturnos” anterior, hondos...