sábado, 31 de diciembre de 2022

El lugar de la escritura

 

El acto de escribir es un hecho que no sólo se concreta en el momento físico, caligráfico, sino también en el vilo de los sentidos. Para mí, es ingresar a un estado sedentario que implica -antes- caminar por páginas de libros; ser errante entre letras, ser nómada.

La literatura rebosa en personajes que bien pueden simbolizar el respirar del andar. Sancho Panza, por ejemplo -realista de corta visión-, es quien está cambiando a lo largo de la novela de Cervantes. Al final don Quijote vuelve a la cordura -que también es una forma de morir-, para realzar la dualidad y el proceso de transmigración en la obra. El personaje que se transforma al final es Sancho. De igual manera nos cambia escribir: cada página es una aventura que implica regresar para volver a partir.

En general, quienes escribimos desde la honestidad, buscamos leer obras donde hable la boca de la literatura. No consumimos tramas o emociones, sino que producimos sentidos para construir el lugar de la escritura. Un territorio complejo que exige fundir un qué y un cómo; hacer de lo humano lo sublime, con una forma intransferible.

Por mi parte, escribo desde la fragilidad las palabras. Busco en ellas la materia prima del efecto estético -sensorial-, que construye la habitación de la imagen.

Sin adoctrinamientos, sin colonización, la literatura es, ante todo, una vía de conocimiento que no puede ser trasmitido por otro código. Una fuente de inspiración, para nombrar el fluir del pensamiento.




Día Internacional del Libro: Idea Vilariño

  “Poemas de amor”, de Idea Vilariño, es un poemario publicado en 1957. Los poemas ahí integrados lindan con su “Nocturnos” anterior, hondos...