martes, 31 de mayo de 2022

Mujeres Bambú

Esto no es un poema. Como tampoco aquella pipa es una pipa. Es juego hipertextual, una tentativa con estructura no secuencial que me permite enlazar imágenes de diversas fuentes por medio de enlaces asociativos.

 

“Mujeres Bambú”

 

 

Escúchanos

somos fases de luna

con tinta de poesía

en páginas arbóreas

 

Silenciamos

las voces lacrimosas

marionetas de Galdós

en ficciones plañideras

 

Escúchanos

somos las ingeniosas cervantas

con las piernas liberadas

por caminos de la Mancha

Escapamos

de la jaula del destino

nuestros cuerpos no serán

ni el de Ofelia ni Julieta

 

Escúchanos

con la astucia de Elizabeth

sin prejuicio y con orgullo

confrontamos el insulto

 

Detestamos

el abuso de los hombres

a Don Juan el burlador

a Rodolfo el libertino

 

 

Escúchanos

somos altavoces de Simone

dueñas de nuestro sexo

no mujeres rotas por desprecio

Curamos

bovarismo con realismo

no queremos arrastrarnos

por amor hacia el suicidio

 

Escúchanos

con el libre entendimiento

de la rusa Salomé

hacemos del amor el juego del placer

 

Conjuramos

la obsesión de Isolda

por las pasiones que matan

dando vuelta a la puerta giratoria

 

Escúchanos

somos damas que en tableros de ajedrez

levantamos la palabra

en casillas de poder

 

Abdicamos

a ser muñecas de trapo

obligadas a someternos

al deseo violentado

 

Estamos luchando

de pie

como varas de bambú

 

floración

que nadie puede quebrar

doblando por la cintura

 

más que un cuerpo

somos palabreras cantoras

guerreras contra el silencio

 



 

En su versión original este juego oral se tituló “Varas de bambú”. Fue escrito el 18 de noviembre de 2020, para sonorizarlo con “Slam Poetry”. Aquí el enlace: https://www.facebook.com/slampoetryofficial/videos/418926656137148

 

Ahora reescrito bajo el título “Mujeres Bambú” ingresa en diálogo con mi relectura del ensayo “No adónde va, sino de dónde viene” de Brenda Lozano, publicado en Tsunami (edición y prólogo de Gabriela Jáuregui, México: Sexto piso, 2018).


domingo, 29 de mayo de 2022

Es Alfonsina la leyenda Storni

Ingreso al oleaje de palabras para escribir sobre Alfonsina Storni, como tributo a 130 años de su nacimiento.

 

Inicio con “Tú me quieres alba”, publicado en su poemario El dulce daño en 1918 (su segundo poemario, posterior a La inquietud del rosal, 1916), porque es con su poema-manifiesto que confronta al discurso patriarcal avalado por una sociedad manipuladora e hipócrita:

 

Tú me quieres alba,

me quieres de espumas,

me quieres de nácar.

Que sea azucena

sobre todas, casta.

De perfume tenue.

corola cerrada.

 

Ni un rayo de luna

filtrado me haya.

Ni una margarita

se diga mi hermana.

Tú me quieres nívea,

tú me quieres blanca,

tú me quieres alba.

 

Tú que hubiste todas

las copas a mano,

de frutos y mieles

los labios morados.

Tú que en el banquete

cubierto de pámpanos

dejaste las carnes

festejando a Baco.

Tú que en los jardines

negros del Engaño

vestido de rojo

corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto

conservas intacto

no sé todavía

por cuáles milagros,

me pretendes blanca

(Dios te lo perdone),

me pretendes casta

(Dios te lo perdone),

¡Me pretendes alba!

 

Huye hacia los bosques,

vete a la montaña;

límpiate la boca;

vive en las cabañas;

toca con las manos

la tierra mojada;

alimenta el cuerpo

con raíz amarga;

bebe de las rocas;

duerme sobre escarcha;

renueva tejidos

con salitre y agua;

habla con los pájaros

y lévate al alba.

Y cuando las carnes

te sean tornadas,

y cuando hayas puesto

en ellas el alma

que por las alcobas

se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta.

 

“Me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo”, dijo, la hija de migrantes suizos instalados en la provincia de San Juan (Argentina) en 1880.

“Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea. Sentada en el umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la mano y espío con el rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me avergüenzan gritándome que tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta.”

A los 10 años lava platos y atiende mesas en el “Café Suizo”, propiedad de su madre. Después será obrera en una fábrica de gorras. Posteriormente, el destino la lleva al teatro:

“A los trece años estaba en el teatro. Este salto brusco, hijo de una serie de casualidades, tuvo una gran influencia sobre mi actividad sensorial, pues me puso en contacto con las mejores obras del teatro contemporáneo y clásico [...] Pero casi una niña y pareciendo ya una mujer, la vida se me hizo insoportable. Aquel ambiente me ahogaba. Torcí rumbos...”

Más tarde se convierte en maestra rural y se vincula a revistas literarias donde publicará sus poemas.

Define su vida una actitud de mujer que se enfrenta sola a sus decisiones. Nace su hijo Alejandro al que registra sólo con su apellido.

 

Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,

Que no pude ser como las otras, casta de buey

Con yugo al cuello; ¡libre se eleve mi cabeza!

Yo quiero con mis manos apartar la maleza.

 

Mirad cómo se ríen y cómo me señalan

Porque lo digo así: (Las ovejitas balan

Porque ven que una loba ha entrado en el corral

Y saben que las lobas vienen del matorral).

(…)

Yo soy como la loba. Ando sola y me río

Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío

Donde quiera que sea, que yo tengo una mano

Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

 

La que pueda seguirme que se venga conmigo.

Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,

La vida, y no temo su arrebato fatal

Porque tengo en la mano siempre pronto un puñal.

 

El hijo y después yo y después... ¡lo que sea!

Aquello que me llame más pronto a la pelea.

A veces la ilusión de un capullo de amor

Que yo sé malograr antes que se haga flor.

 (“La loba”,1916).

 

Trabaja como cajera y en la revista Caras y Caretas. Gracias a ello, publica, con fondos propios, su primer poemario La inquietud del rosal (1916).

En 1919 Amado Nervo llega a la Argentina como embajador de su país, y frecuenta las mismas reuniones que Alfonsina, lo que le permite establecer relación con poetas modernistas.

Se enamora de Horacio Quiroga, un hombre marcado por el destino, perseguido por los suicidios de seres queridos.

El 20 de mayo de 1935 Alfonsina es operada de un cáncer de mama, hecho que la desestabiliza.

En 1936 se suicida Horacio Quiroga y ella le dedica un poema de versos conmovedores y que presagian su propio final:

 

Morir como tú, Horacio, en tus cabales,

y así como en tus cuentos, no está mal;

un rayo a tiempo y se acabó la feria...

Allá dirán.

Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte

que a las espaldas va.

Bebiste bien, que luego sonreías...

Allá dirán.

 

El 23 de octubre de 1938 viaja a Mar del Plata y hacia la una de la madrugada del martes veinticinco Alfonsina abandona su habitación y se dirige al mar. Deja escrito “Voy a dormir”:

 

Dientes de flores, cofia de rocío,

manos de hierbas, tú, nodriza fina,

tenme prestas las sábanas terrosas

y el edredón de musgos escardados.

 

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.

Ponme una lámpara a la cabecera;

una constelación, la que te guste;

todas son buenas, bájala un poquito.

 

Déjame sola: oyes romper los brotes...

te acuna un pie celeste desde arriba

y un pájaro te traza unos compases

 

para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:

si él llama nuevamente por teléfono

le dices que no insista, que he salido.

 

Esa mañana, dos obreros descubrieron el cadáver en la playa. A la tarde, los diarios titulaban sus ediciones con la noticia: “Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poetisa de América.”

 

Alfonsina Storni. Mujer. Migrante. Latinoamericana. Argentina. Pobre. Madre. Feminista. Poeta. Suicida. Eterna.





viernes, 27 de mayo de 2022

Saramago 100


Saramago nos da múltiples motivos para celebrar su gran obra. Vivió como escribió: transformando la ética en estética con lucidez e integridad. Tanto, que deja perplejos a los ojos del siglo XXI ante indicios y claves que revelan quiénes somos.

Regresar a su obra es retornar al hogar de los abuelos en Las pequeñas memorias; a la cama de sábanas limpias en El cerco de Lisboa; a la puerta donde duerme un perro negro entre Las intermitencias de la muerte.

Sus personajes son más humanos, que muchas personas que conocemos. Nos lo dice su José del Evangelio lleno de sueños y de culpas; te lo ha dicho don José de Todos los nombres, al encontrar en el amor la salvación; me lo dirá siempre el niño José, eco que tiempo después será vida en sus novelas.

Miro en Saramago la dignidad y la convicción de que la historia individual es la colectiva. Todas y todos hemos caminado bajo la lluvia con el temor de caer en el olvido. Cada pareja es todas las parejas, cada historia de amor es todo el amor, cada dictadura es todas las dictaduras. Nos devuelve a viejos relatos y los dota de nuevos significados. Rescata palabras ya dichas, derrumba sus altares y las coloca entre mujeres y hombres que se encuentran y se desencuentran entre su escritura irónica, punzante, demoledora y pesimista.

Saramago es un prodigio de los diálogos. Por medio de ellos, nos acerca a los asuntos de frente a la lectura: se pone a prueba y devela el error, dice y se desdice, enfatiza y duda, va y viene entre la transcendencia y lo cotidiano, entre la tragedia, la melancolía y la comedia, con personajes reflejantes.

Como todo gran escritor, su prosa es el poema del devenir. Sólo así logra que sus novelas sean viajes hacia la profundidad de la identidad. Se asoma a la ficción con guiños de verosimilitud, para reducir excesos literarios. Me toma de la mano para decirme: entre tú y yo escribimos una historia que trata de ti y de mí en el hueso y la carne del papel.

Saramago es un territorio lleno de caminos para comprender lo humano.

Hoy necesitamos Ensayo sobre la lucidez, para darnos cuenta que la literatura sin él florece en la inmundicia del entretenimiento. Tantas casas editoriales y tantas y tantos escribientes vacunados contra el fracaso, defensores del éxito individual, perseguidores de fortuna, fama y prestigio que, sin lucha, sin credo, sin ideología, reducen la lectura a un acto de consumo de historias perdidas en la desmemoria de la lectura fácil.





 

 

viernes, 20 de mayo de 2022

Resignificación

Los relatos de las mitologías judeocristiana y grecolatina, sedimentos de nuestra cultura occidental, desplazan a la mujer del origen de la creación. Eva y Pandora son el “bello mal”, motivo de la caída del hombre. Una, le ofrece el fruto de la transgresión. La otra, le ofrenda la caja de los males. Por tanto, para las sociedades patriarcales, deseo, belleza y gracia, son equivalentes de seducción y engaño. Pretexto que ha servido al hombre para justifica la acción de reducir el cuerpo femenino a un objeto útil solo para su gozo y para la reproducción. La mujer marmórea, muda y quieta, será el ideal del hombre que piensa, nombra, categoriza e impone la ley.

Quizá el varón mítico -poso del macho empírico- se está vengando, pues la creación de la mujer lo ha separado de los dioses. Dejó de ser humano-divino, para ser hombre-animal. Escindido, dolido y encolerizado, toma conciencia de su cuerpo sexuado. Cae en cuenta de que su hombría ha quedado atrapada en el cuerpo femenino. Sólo será hombre dominando, sólo se sentirá hombre penetrando. Ella, cuerpo hecho de tierra o hueso, tiene “algo” que le pertenece a él: su falo.

El cuerpo femenino es arcano, misterio. Conecta el orden cósmico con la tierra y lo humano, mediante el rito Natura del ciclo menstrual. Pero tiene que ocultarlo, simularlo; no debe ser público, sino privativo. Se le exige una prótesis de fibra higiénica para contener la sangre que escurre entre sus piernas, porque para el hombre lo que expulsa el cuerpo de la mujer es excrecencia. Si la menstruación es cósmica, entonces es sagrada al dejarla correr danzando a la luz de la luna. Pretexto para perseguir, maldecir y quemar el cuerpo negado a ser espectro del espejo fálico.

Nos atemorizaron por siglos. Replegamos el deseo y la palabra, para evitar la violencia, el rapto, la violación y la muerte. En el silencio está el sedimento del terror de nuestra historia, por eso desmentimos el ultraje o lo minimizamos culpándonos con el dedo del hombre clavado en el pecho. Se nos estigmatiza si somos independientes, si salimos de noche, si ingerimos alcohol, si bailamos, si provocamos, si no tenemos marido, si no tenemos hijos. Hay que privarnos, para merecer el abrazo del hombre.

Hoy estamos en diálogo con nosotras mismas. Hablamos, escribimos, publicamos sobre el acto sexual mediado por la palabra del deseo, sobre el amor que niega al vasallaje, sobre la reproducción como decisión, sobre la maternidad no sacrificial, sobre el derecho al aborto… Polifonía, libre de fundamentalismos, que se levanta contra la imposición y la dependencia. 

Nos sacudimos el polvo, para seguir adelante.

 

* Diálogo con del ensayo de Margo Glantz, “Apuntes para una posible genealogía (arqueológica) de los metoos” en Tsunami, edición y prólogo de Gabriela Jáuregui, México: Sexto Piso, 2018.





 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 13 de mayo de 2022

Urdir

Hilo la palabra poemario. La bordo para hacer míos los sonidos que articulan la fuerza de su equilibrio. Siento sus derivados en un retal de telas albas y figuras negras en el frío de la noche.

Poemario, artefacto de lenguaje

Poetizar, discurrir de palabras

Poema, secuencia de imágenes 

Poética, sonido de encierro liberado

Poetría, materialidad de lo intangible 

Poeticidad, punta de partida sin punto final

Poemario, un artefacto, dije. Figura indeterminada que transporta la mirada hacia la memoria tejida por otros tiempos resistentes al olvido. Un hilo negro cose la invención. Urde con la aguja que hunde su punta en la almohada. Lastima. Me extrae una gota rubí. 


una puntada tras otra

en el desorden del recuerdo

labra la huella de la yema

la urdimbre

del delirio invisible


los suspiros invocan los sueños

donde se busca la historia

que hace melodías

ensartadas en el ojo de la aguja


la aguja no gime

llora la mano que la guía

al pasar por fibras roces deseos


zurzo la herida sin logro

su apertura no disminuye

aunque cruce hilos

aunque aplique suero sedante

sangre sana

su aguijón su veneno su dolor

es inevitable


la aguja deshila el suspiro

tejido a mí hundido

en la tembladura de la palabra

sonido punzado

grafía puntada

con la hebra del regreso










 


Día Internacional del Libro: Idea Vilariño

  “Poemas de amor”, de Idea Vilariño, es un poemario publicado en 1957. Los poemas ahí integrados lindan con su “Nocturnos” anterior, hondos...